Estoy segura que cuando un niño te cuenta sobre sus sueños de ser veterinario o bombero, tu respuesta nunca es “No creo que lo logres” o «¿Has pensado en otra profesión?«. Por el contrario, solemos sentir curiosidad sobre ese sueño. Algunas preguntas normales que nos podemos realizar es ¿Por qué le llama la atención? ¿Habrá visto el niño esa profesión en alguna película? ¿Qué tanto sabe sobre ese tema?
La tendencia es que en muchas ocasiones somos más escépticos y menos curiosos con nuestros propios sueños en nuestra adultez, así como también lo somos con los sueños de los demás. Cuando crecemos los sueños no son percibidos con esa misma ternura e ilusión que en nuestra infancia, por el contrario son vistos como imposibles, en ocasiones como anhelos o simplemente ya no tienen la importancia que tenían como cuando éramos niños. ¿Qué pasaría si te digo lo contrario, que deberíamos darle continuidad y rienda a esos sueños porque es tu niño interno hablando?
Quiero que hagas el siguiente ejercicio, la próxima vez que estés soñando con realizar alguna actividad o meta:
Ten en cuenta que el secreto de muchos sueños realizados (emprendimientos, empresas, hobbies) comenzaron por escuchar a ese pequeñito, aprende a hacerlo, prestarle atención, en qué momentos habla más y se activa su creatividad; estamos seguras que ideas que no te imaginas que tienes muy interiorizadas surgen en este proceso de consciencia.
No es tarde para escuchar a tu niño interno! Mi mantra para la semana es “Estoy lista y atenta a escuchar a mi niña interna, me necesita tanto como yo a ella”.
Con cariño,
María Ibarra
Fundadora The Full Planner