A través de un ejercicio profundo y práctico a la vez, pasarás de tener
deseos a diseñar tu año con metas y objetivos claros, basados en lo que
es importante para tí y lo que te emociona ser y hacer.
Cada mes y semana tendrás la oportunidad de planear esas acciones que
suman a tus proyectos de manera que puedas mantener el enfoque en ellas.
Coloca el enfoque de tu día, esa acción que suma a tus metas, junto con
aquellas otras cotidianas como citas, notas o reuniones. Además, cierra
cada día agradeciendo para así mantener la motivación y perspectiva en
alto.
Por medio del espacio para seguimiento a tus hábitos semanales, te acercarás cada día más a la persona que deseas ser.
Al final de cada semana y cada mes, tendrás la oportunidad de medir cómo
te fue y reflexionar sobre lo que te funciona o bien, lo que deseas
cambiar o mejorar para así ser tomado en cuenta en tus siguientes
planes.
A mitad de año mide cómo estas con tus metas y haz los ajustes necesarios ya sea para llegar a ellas.
Reflexiona sobre todo lo increíble vivido durante el año. Este ejercicio
final esta hecho para que puedas cerrar sin juicio y positivamente tu
año, dándole cabida a nuevos comienzos.